Cuando estudié las materias de citología, histología y microbiología, siempre tuve la necesidad de hacer cálculos, aunque nunca fui bueno en matemáticas, para poder hacerme una dimensión de la escala que se maneja en ese mundo microscópico.
Al terminar las cuentas, los resultados siempre daban con 6 ceros o mas y cada vez me maravilla más el ORDEN y la COHERENCIA en el funcionamiento a ese nivel.
Veamos algunos números:
Glóbulos rojos: 5.000.000 x ml = 5.000 millones en 1 litro.
Total en nuestra sangre 25.000 millones que se renuevan cada 120 días.
En todo el cuerpo hay varios billones de células, todas perfectamente comunicadas entre sí, cuando me hago un pequeño corte en un dedo, TODAS las células y todos los sistemas se enteran y cooperaran en post de resolver esa molestia. El sistema nervioso siente el dolor y alejará el dedo del cuchillo, la sangre se encargará de formar el coagulo, el sistema digestivo de aportar los nutrientes necesarios para los procesos de reparación, el sistema inmune eliminará todo posible germen que haya entrado y TODO el sistema trabaja de manera conjunta para resolver el daño. Como decían los tres mosqueteros “Todos para uno y uno para todos”.
Esta es la ley que rige en los sistemas vivos, todo proceso llevado a cabo, incluso una enfermedad, tiene un objetivo, restablecer la homeostasis ¿Pero cómo? Si, aunque resulte fácil ver que la fiebre es el mecanismo para matar un virus / bacteria o que la inflamación luego de un esguince tiene como objetivo reparar el tejido dañado, todavía resulta difícil entender que los mecanismos implementados en una patología autoinmune o en el cáncer, tienen el mismo objetivo.
Volviendo al mundo microscópico, si nos vamos al intestino, llama poderosamente la atención la cantidad de seres que viven dentro nuestro, microorganismos que constituyen el microbioma conocido como Flora Intestinal. Cada uno de ellos, un ser vivo e independiente, que interactúa con el medio, tomando nutrientes de él y liberando constantemente sustancias al medio, o sea a nosotros, para poder mantener su equilibrio y sobrevivir dentro nuestro.
Haciendo un poco de números nuevamente, encontramos que allí dentro, solo en el intestino, viven alrededor de 100 billones de bacterias de casi 1000 especies distintas.
Si sumamos el resto de los microbiomas existentes en piel, nariz, boca, vagina, ano, encontramos que son más microorganismos los que viven en nosotros que nuestras propias células, entonces surgen varias preguntas.
¿Quién vive en quién? ¿Ellas en nosotros o nosotros en ellas?
¿Quién manda y da las instrucciones en mi cuerpo? ¿Ellas o nosotros?
¿Quién le da orden y coherencia a todo este funcionamiento?
¿Quién enferma? ¿Quién es responsable de la enfermedad?
Para terminar y dejarlo con otra duda más y si encuentra la razón, encontrará la respuesta a las preguntas anteriores. Inmediatamente después de que nos morimos, comienzan a predominar en nuestro organismo, los procesos de degradación y putrefacción. ¿Qué es lo que impedía que esto suceda, un segundo antes de la muerte? ¿Que era lo que mantenía toda esta coherencia y el perfecto funcionamiento sincronizado de todos estos sistemas viviendo dentro mío?
Dr. Roberto Vitale
Médico UBA (MN 103.382)
Especialización en Medicina General
Post grado en Naturismo y Nutrición